9 de diciembre de 2009

Cierre a todo vapor


Por Martín Vergara*

(Desde El Bolsón -Río Negro-)Nada mejor para combatir la resaca del sábado que un buen asado el domingo. Así empezó la jornada de cierre del Festival El Bolsón Jazz.

Un tremendo asado para sesenta personas en el camping “La Chacra” fue el marco perfecto para la foto final del festival. Estuvieron todos: vecinos, músicos, periodistas y técnicos. El día ayudaba y mucho para la charla. Pero las damajuanas de tinto hicieron gran parte del resto. Tanto es así que se notaba en el aire ese clima de “asado de vuelo poético”.

La tarde terminó en un picado de potrero en el que participó un reconocido cronista cultural del diario Página/12. “Estoy más cerca del infarto que del cambio de aire”, dijo acalorado al retirarse exhausto. Mientras tanto algunos pugnaban por la zapada, otros comenzaban a tirarse bajo las sombras de los árboles y más de uno conferenciaba sobre la existencia.

Cerca de las cinco de la tarde comenzaron a llegar a la carpa caras adormecidas para enfrentar la última jornada del evento. El power jazz tuvo la tarea de despabilar a la gente que endomingada se acercaba tímida. Un set clásico fue la banda de sonido del momento, que estuvo a cargo de los locales Clara Bo Jazz: un grupo coral del estilo Manhattan Transfer y mucho humor que cautivó con su presencia.

Sobre las nueve de la noche subió al escenario el trío de Marcos Arhetti: una formación sólida que navega por el folklore y los ritmos latinos con gran frescura en clave jazzística.

Para esa hora -alrededor de las 22- muchos estaban agotados. A los organizadores parecía que las baterías se le estaban terminando. Sin embargo, una atmósfera especial daba vueltas por la carpa. El cierre del festival estaba a cargo de las chicas de Pollera Pantalón, una banda que en El Bolsón son más locales que nadie. Pasadas las diez de la noche encararon el escenario ante una carpa con lleno total y un ambiente heterogéneo.

La banda -formada por batería, guitarra, bajo, teclado y tres saxos bien al frente- se tomó la primera media hora para hacer una entrada funky y prolija que cautivó a todos. Hasta los sectores más ortodoxos del público se miraban sorprendidos y contentos. A esta altura la carpa se había descontrolado, la gente entraba por todos los huecos poblando incluso el costado del escenario

“Bueno, yo les pediría que levanten la sillas porque ahora haremos algo de lo que somos nosotros”, dijeron las integrantes de Pollera Pantalón y arrancaron con todo. Un combo de ska, música balcánica, electrónica y espíritu punky hizo que los organizadores levantaran sillas y los más jóvenes empezaran a saltar sobre un aserrín que levantó polvo y más polvo. Caras felices, pogo sin violencia, chicos, medianos y grandes todos en un rito enérgico y feliz. Y un gran resultado: se convivió, se respetó y se descamisó al jazz. Qué más.

*Productor General de Jade, Jazz y otras músicas
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