17 de junio de 2011


Buenos Aires Hora Cero


En el aire había cenizas, aviones cancelados, humedad a mares, melancolía, tensiones, nostalgia, emoción. Es que estos últimos días fueron realmente muy intensos para la familia Escalandrum. Una energía que se notaba en las caras, en los pliegues y las miradas de este grupo de amigos que decidieron enfrentar la sutil tarea de presentar en el mitológico teatro Gran Rex un homenaje a Piazzolla en pleno corazón de Buenos Aires.

En síntesis, era el homenaje de un nieto a un abuelo, con la carga que eso significa. Ahora, la pequeña diferencia era que ese abuelo era nada menos que Astor Piazzolla. Y ese nieto era Pipi Piazzolla. En el aire había amigos, viejos tangueros, jóvenes, familiares, de todo un poco andaba boyando. La familia Escalandrum tuvo una prueba de fuego: mucha prensa, mucha presión y el invitado de lujo (Paquito d´Rivera) varado en la ciudad de Lima, Perú.

Todos lo sufrieron y lo vivieron intensamente. Pipi teniendo que estar a la altura de la circunstancia y rindiendo prueba para demostrar que lo suyo no era un aprovechamiento de apellido. Horacio Sarria, algo más que un manager un verdadero alma paternal, teniendo que encarar un gran teatro. Y cada uno de los músicos ocupando su rol en esta fina convivencia familiar que lleva más de doce años.

Claro que no estaban solos. La gente de la productora Contemporánea, de la mano Roberto Menendez y Silvia Errea, creyó en ellos y les dio la estructura para desarrollar este homenaje en el 90 aniversario del nacimiento del Gran Astor, en este camino que está haciendo del mito que devora al mito. “Es que para mí siempre fue, a parte, mi abuelo”, dice Pipi cada tanto para algún medio periodístico. Es que la gran tarea que se propusieron es hacer un reconocimiento sincero. Y se notó.

Afuera llovía mucho, adentro estaba repleto y público era parte importante del evento. La calle Corrientes y el Obelisco eran la escenografía perfectamente obvia para la escena.

En los pasillos del teatro las hijas de Pipi correteaban por los pasillos mientras se escuchaba una armonía indiscutiblemente ciudadana y porteña. Esa música había sido compuesta por su bisabuelo y estaba siendo interpretada por su padre. El vehículo de este viaje era el sonido mutado a emoción.

Y finalmente todo fluyó, denso, como tenía que ser.

Paquitó llegó sobre la hora y la descoció (como dirían en el potrero), los Escalandrum brillaron sinceros, la Tana Rinaldi desbordó energía, Pipi sonrió feliz, espiritual y la gente se retiró satisfecha en una Buenos Aires bajo lluvia. Nostálgica, melancólica, como tenía que ser.

El mito del Gran Astor se paseaba calmo cerca del subte.

¡Las mejores partes del recital se verán en www.jade.vxv.com próximamente!

Por Martín Vergara, Fotos Ariel Fiminela

3 de junio de 2011



Ushuaia se hace camino al andar...

“Gracias por venir a Jazz al fin.… o al fin del jazz”, dijo sonriente Ana Prada, ante una sala Niní Marshall de la Casa de la Cultura de Ushuaia, colmada y de pie. Con referencias musicales al folklore litoraleño y una potente voz, la cantante uruguaya cerró junto a Lea Ben Sasson la tercera edición del Festival Internacional “Jazz al fin” entre guiños, milongas rioplatenses y una dulce ironía. Un rato antes la brasileña Fernanda Cunha repasó algunos clásicos cariocas en gran intimidad.

Detrás de escena, Sandra Ruiz Diaz, organizadora y alma quijotesca del festival, sonreía satisfecha luego de tres días más que intensos. Es que este año, la Fundación Inti Main, responsable del evento, se propuso el eje temático de “la mujer en cuerpo y voz”, en un encuentro que combinó música, mesas de debate, cine, turismo y gastronomía. Además de una propuesta estética que desafió sobre el escenario los cánones tradicionalistas del género.

Luego de un inicio algo frío, el público comenzó a acercarse y la primera noche cerró con una notable actuación en dúo de piano y voz entre Adrián Iaies y Roxana Amed presentando su disco “Cinemateca Finlandesa”. Antes, la saxofonista bahiense Diana García del Cerro abrió la sala y la suiza Sophie Lüssi, homenajeó con gran calidad a Djando Reinhardt junto a las guitarras de Ramiro Penovi y Adrián de Felippo.

En la “Posada del Fin del mundo”, centro neurálgico y base operativa del Festival, las productoras coordinaban taxis, combis y hoteles para los distintos grupos que llegaban y se enfrentaban al riguroso clima austral. Ana, dueña de la posada y gran anfitriona, recibía a los contingentes que quedaban embobados con la hermosa vista del balcón de la casa que mira al canal de Beagle. Una postal hipnotizadora.

Charlas, proyecciones, mesas de debate y todo tipo de actividades rodearon las tardes de los días siguientes en distintos puntos de una ciudad que albergaba la nevada caída días antes. Las veredas eran verdaderas pistas de hielo de alta peligrosidad. Caminar sin las manos en los bolsillos pese al frío, me dijeron. Y lo agradecí.

La jornada siguiente arrancó con Vocal Jazz de Ushuaia, grupo que integra a cantantes líricos, populares y corales, continúo con la luminosidad de los hermanos Ana y Marcos Archetti en versiones preciosas y terminó con la espectacular actuación de Carmen Baliero homenajeando en piano y voz a Violeta Parra y sus “Centésimas del alma” en una atmósfera densamente poética.

Afuera, Ushuaia, anochecía helada en ese marco sobrenatural. No había viento. El aire inundaba y cortaba la cara. Hambre y sueño. Tarea cumplida con muchas cosas por mejorar. Y la satisfacción de superarse año a año.

por Martín Vergara, Jade Jazz

Muy Pronto el especial en www.jade.vxv.com !!!!