31 de diciembre de 2010

Diario del Bolsón Jazz Festival 2010


Diario del Bolsón Jazz Festival 2010

El especial proximamente en www.jade.vxv.com

Diciembre 8

Las veintidós horas de viaje entre Buenos Aires y Bariloche en el semi- cama
de Vía Bariloche son agotadoras. Sobre todo cuando la mañana comienza a hacerse monótona y el paisaje desértico está inmóvil. Las piernas adormecidas y el cuerpo no encuentran posición. Los niños juegan en los pasillos, rostros hinchados, algún mate y el río Limay que empieza a ocupar gran parte de los sentidos. De golpe, el vergel se hace color: infinitas variedades de verdes pueblan los recodos y curvas en vallecitos perfectos. Estamos a un paso de Bariloche. Hay emoción entre los habitantes del ómnibus. Está nublado y parece que está fresco, la gente está con campera y capucha.
Bajamos en esa hermosa terminal con balcón al Nahuel Huapi. El cansancio se hace placer. Vamos hacia el Bolsón a la décima edición del festival de jazz.


La historia

El Bolsón Jazz festival nace a raíz de la exitosa realización de ciclos, clínicas, muestras, encuentros, conciertos y festivales llevados a cabo durante el 2001 y 2002 por músicos y vecinos de El Bolsón, conformados hoy como Asociación Civil PATAGONIA JAZZ.
“Creemos en el poder transformador de la música y nos apasiona la posibilidad de generar un intercambio artístico entre diversas localidades de nuestra región, el resto del país y el exterior”, aseguran
Emerge desde los propios músicos, como proyecto de autogestión y como una propuesta concreta en el plano de la cultura y la educación. Asimismo, se proyecta también como una agenda anual de eventos culturales (conciertos, muestras, ciclos, seminarios y cursos) y un cierre de año con un Festival Internacional de Jazz.

La bajada

A poco de encarar la picada desde Bariloche el camino se trasforma en algo encantador. El lago Gutiérrez y el Mascardi entre bosques, cerros nevados, flores amarillas y violetas. Un deleite en diciembre: meses y meses de lluvias explotando a mediados de la primavera. El marco adecuado para predisponerse a escuchar música.
Alejandro Aranda, algo así como el alma del festival, nos espera en la terminal y lleva a comer una merecida lasagna junto con unos simpáticos cordobeses. Comenzamos a sentir ese clima familiar y afectuoso que nos acompañará a lo largo de los días que dure el festival. Todo está preparado para la conferencia de prensa y el inicio del festival. Podemos descansar hasta el día siguiente. Vamos bajando de a poco.

El trasfondo

El Bolsón no tiene teatro ni cine. Y no es un dato menor. El Festival de jazz surge como necesidad de una parte de la sociedad para expresarse artísticamente. A grandes rasgos, hay una división evidente entre una parte de la población de origen autóctono y conservadora y otra que es la trasplantada con sus descendencias y sus peinados raros. El centro cultural Eduardo Galeano, en plena manzana céntrica, es algo así como la barricada de la movida del Bolsón. Pegado al Galeano y frente al todopoderoso supermercado “La Anónima” hay una carpa de circo que se transformó en el Teatro del Pueblo. Esta carpa (con deuda incluida) fue adquirida por diferentes asociaciones de vecinos a un circo en bancarrota que vagaba por la zona con el objetivo de ser el escenario principal de esta ciudad en constante movimiento. Y lo es, claro. En eso está.

El recuerdo

Llueve y hace frío. El restó “A Punto” es el lugar de partida del Festival. La conferencia de prensa e inauguración tiene un clima extraño además de la lluvia y la nieve que extrañamente cae en los cerros de diciembre.
Hace unos meses falleció una integrante de la organización llamada Meli Araujo. “Estuvimos por suspenderlo, no podíamos”, confiesa Alejandro. Es que Meli era un ejemplo concreto de esas personas que no se ven pero son las que movilizan los proyectos. La angustia se hace lágrimas. Un poco de música se transforma en el minuto de silencio. Se presenta en sociedad el contrabajo hecho por un luthier local y propiedad del Festival y se abre una gran botella de champagne. Se largó. Música.
De ahí a comer: en el poli deportivo mesas largas y conversadas terminan con un campeonato de metegol apasionado. Toda una postal del Festival: vecinos, músicos, periodistas, técnicos. Afuera apenas una llovizna. Se puede caminar.

Los conciertos

Alejandro corre. Dos de sus lugartenientes se multiplican a lo Droopy: el negro Merlo y Daniel están en todos lados. Durante la tarde los chicos del trío cordobés MJC ofrecen un concierto en el Hospital. Los pibes del sonido hace rato que laburan incansablemente en la carpa. El trío de Nave Camaleón convoca mucha gente en “Pasiones argentinas”. Hay gringos, vecinos, músicos. Hay jazz en el ambiente. El tiempo empieza a mejorar y el Piltri atardece rojizo. Vivi, la esposa de Alejandro, no para. Va y viene trayendo gente que llega a la terminal.
Y todo desliza en una vorágine musical. Monk´s Advice abre el escenario principal con un gran homenaje a Thelonious. Continúa Cuarto Elemento con un repertorio que versiona a compositores tan disímiles como Yupanqui, Joao Bosco o Bill Evans. La carpa está llena de gente de todas las edades. Un par de policías merodean la zona sin acercarse demasiado.
El sábado el cuarteto de Sergio Poli tiene al público encantado hasta de llegada de los potentes noruegos The Core. Afuera se toma cerveza casera, se charla lindo y los organizadores pueden respirar. Vivi, sigue inquieta. Parece incansable.
Los eventos en veredas y plazas continúan todo el día siguiente. Alejandro Santos ensamble convoca mucha gente y tienen que cortar la calle. Hay clínicas de batería, de violín. Una mesa de periodistas charla sobre el desarrollo de la actividad jazzística en la Patagonia. FM Alas, la radio del Bolsón, trasmite todo el show. El jazz sigue en el ambiente.
Diego Schissi quinteto logra meter al público en un gran clima para la última noche. La versátil y melódica guitarra de Luis D´agostino se luce presentando su nuevo disco y todo concluye con el Cuatriyo. La música flota.
Esa noche en la jamm sessions del bar Azúcar todos brindan, exhaustos. Una vez más hay gente que trae instrumentos, sonido. Son más de las 3 de la mañana del domingo. La zapada es interminable. Alejandro mira todo desde una mesa solitaria. La gente le pide que se sume. Hay percusión y cajón peruano. Alejandro agarra la guitarra y la sonrisa le parte la cara. El negro Merlo acaricia la batería, Marcelo el contrabajo. Todos fluyen contentos. El círculo está cerrado.
Caminamos por las hermosas calles desiertas del Bolsón en una noche estrellada, felices.

por Martín Vergara

4 de agosto de 2010

El rey mago


Con pocos abriles y una carrera digna de un guitar hero, Baltasar Comotto prefiere la humildad y el bajo perfil. Se lo puede ver ante 80 mil descamisados en el Estadio Único de la Plata guitarreando junto al Indio Solari, pero también descociendo un jazz funk junto a Guillermo Vadalá en la terraza del Centro Cultural Recoleta ante no más de 50 personas. El Flaco Spinetta lo cobijó como tesoro durante la presentación del disco Para los árboles, allá por 2003.

Hoy, Comotto pone todo su recorrido musical en una coctelera y le saca el jugo a la experiencia con producciones propias. Su primer LP, Rojo (2007), fue una sorpresa emocionante por su contenido lleno armonías y texturas espesas y frescas a la vez, una especie de puente imaginario entre la música negra de los 60 y un futuro dominado por cuerdas subacuáticas. En breve, estará listo su próximo disco. “Va a ser más áspero y rockero”, asegura.

¿Cómo viene la grabación del sucesor de Rojo? ¿Ya tiene nombre y forma? ¿Hay invitados de lujo?

Empezamos el proceso de grabación y estamos entusiasmados por lo que va a venir. Junto a Johny Monti (bajo) y Ramiro López (batería) ensayamos mucho tiempo para que los temas suenen más compactos. El disco tiene un nombre y va a haber invitados, pero prefiero mantener la incógnita.

En Rojo se pueden identificar tus raíces e influencias: funk, jazz, rock, heavy, R&B, pero también hay un rasgo identitario que sobrevuela, ¿sentís que ya estás delineando tu estilo propio?

Estamos pudriendo más los temas, saturamos más las capas de sonido y nuestra tendencia apunta a distorsionar más el sonido, va a ser un disco más áspero y rockero.

Una de las disputas más grandes que se da en el mundo de la cultura tiene que ver con la dicotomía entre lo culto y lo popular. Vos tocás varios géneros, ¿qué visión tenés al respecto?

Considero a la música como un género único que te permite experimentar con diferentes proyectos sin traicionar los distintos estilos. En la Argentina, el jazz es supuestamente un género culto, pero no nos olvidemos que viene de las raíces negras, del blues. Entonces para mí sigue siendo un género popular: el jazz no tiene que perder esa esencia, así como con el rock, el blues y otros géneros.

De hecho, tus orígenes están muy ligados al jazz y sobre todo a Patán Vidal…

Patán es un gran amigo y uno de mis pianistas preferidos, no solamente por su gusto musical, sino por cómo piensa la música… es el Peter Sellers del jazz. Con él vivimos muchas experiencias musicales, entre otras, el festival de los Siete Lagos. Recuerdo ese momento como un quiebre en mi carrera musical ya que fue el primer festival internacional en el que participé y nada más que junto a Patán Vidal, Oscar Giunta en batería y Sebastián Delgado en contrabajo.

¿Cómo fue que llegaste a tocar con Luis Alberto Spinetta?

Un día me encontré con un mensaje de Luis en el contestador en el que me pedía que lo llame. Cuando nos encontramos en el estudio, me contó que estaba por sacar un disco (Para los árboles) y que necesitaba otra guitarra para las presentaciones. En ese momento estaba tocando en la banda de Nico Cota, que también terminó tocando las baterías digitales del disco del Flaco. Las dos presentaciones fueron en el Gran Rex y el recuerdo que me dejó esa época es inolvidable… participar en las presentaciones de ese disco junto a esa banda increíble.

Estuviste tocando en el recital histórico del año pasado en Vélez, en el que Spinetta repasó 40 años de carrera, ¿qué significó para vos?

Fue un momento histórico, es difícil describir con palabras lo que fue ese show. Vivimos una emoción muy intensa ya que se vieron las diferentes bandas y todas con sus miembros originales (Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Jade).Un recuerdo inolvidable.

En el comienzo de aquel recital, el Flaco dijo que le hubiese gustado versionar al Indio Solari, ¿te llamó la atención que el público de Spinetta aplaudiera masivamente al Indio?

No tanto. Tengo amigos que escuchan a Luis y también disfrutan de la música del Indio, no nos olvidemos que también la gente aplaudió a otros artistas, como los hermanos Fattorusso, entre otros.

¿Qué te dejó haber compartido tanta música con el Flaco?

Es muy interesante por cómo lleva los ensayos y lo impredecible que es eligiendo su repertorio musical. Es realmente un grande.

Después de Spinetta, llegaste a codearte con otra de las instituciones del rock nacional, el Indio Solari. Contanos cómo fue que caíste en la grabación del Tesoro de los Inocentes (2004).

Llegué a través de una recomendación por amigos en común, para grabar unas guitarras. Fui al estudio y me sugirieron las ideas a seguir. Traté de dar lo mejor para ese disco porque me gustó la música y los temas, me parecían muy originales. Cuando salió el disco, al año siguiente se formó el grupo Los Fundamentalistas del aire acondicionado y ensayamos para las primeras presentaciones en La Plata y Montevideo. Fueron tres shows intensos y muy energéticos, luego siguió todo lo demás: Porco Rex y la gira por todo el país.

Los Fundamentalistas del aire acondicionado ya funcionan como banda aceitada. De hecho al Indio se lo ve muy cómodo…

Siempre surgen ideas magníficas en los ensayos y también, como el Flaco, es muy impredecible en cuanto los gustos musicales. Los ensayos son extensos así como las grabaciones: tenés que estar atento a los comentarios que sugiere porque son de mucha utilidad para la música que genera.

Se especula con que el disco del Indio va estar listo para fin de año…

La verdad, no podría confirmar la fecha del lanzamiento del disco, pero cuando salga va a ser un gran regalo.

2 de julio de 2010

Balance de la segunda edición del Jazz al Fin

Ha pasado casi un mes de la finalización del Festival Internacional “Jazz al Fin” 2ª Sesión y, si bien parece un tiempo más que excesivo para los agradecimientos, conclusiones y críticas, somos concientes que debemos esperar un poco más para poder hacer un buen balance en perspectiva y distancia, cosas que se cree que van de la mano pero que, en materia de eventos artísticos, turísticos culturales y autogestivos, no siempre es así.

Desde la Fundación Inti Main y el Equipo conformado especialmente para el Festival hemos trabajado fuertemente en mejorar aquellas cuestiones que el año pasado mostraron algunos grados de debilidad organizativa; independientemente de ello se realizaron 3 agendas en paralelo a fin de poder cumplir nuestro compromiso de llevar el Jazz a todos los sectores de la sociedad incorporando: “Jazz en la Cárcel” de la mano de Raúl Malosetti, con una capacitación y concierto para los 63 internos de la alcaidía de Ushuaia; gracias al aporte musical de Marcos Archetti de La Plata y Alejandro Aranda se realizó el concierto para los adolescentes y adultos internados en el C.P.A. (Centro e Prevención de Adicciones y Abusos de Drogas); se confeccionó una agenda musical de manera descentralizada sumando al Equipo a Alejandro Aranda, organizador del Festival Internacional de Jazz de El Bolsón como Director Musical de nuestro Festival. Cuadruplicamos la apuesta en la capacitación de Marcos Archetti en el Taller de Ensamble sobre ritmos de Jazz y Latinoamericanos proyectando 4 encuentros a lo largo del año auspiciados por la Secretaría de Cultura de la Nación. Dejamos en marcha un plan de capacitación en Música para los internos de la alcaidía por medio de un convenio con S.A.D.A.I.C. y la Subsecretaría de Asuntos Penitenciarios y de la Dirección Nacional de Readaptación Social de mano del músico local Ramón Leiva. La agenda internacional creció en prestigio gracias al auspicio del Ministerio de Cultura de Ecuador quien facilitara la llegada de Nuages Jazz y, a través del Instituto Italiano de Cultura de Buenos Aires, pudimos contar con la presencia de Enzo Rocco. Nos hemos extendido en el mapa llevando 2 días de Festival con 4 espectáculos a la ciudad de Río Grande.

Todas estas incorporaciones y los comentarios de reconocidos periodistas como Diego Fischerman de Página 12; Marcelo Pavazza de Revista La Mano; Marcelo Pisarro Revista Ñ; Héctor Guyot Revista ADN de La Nación; Romina Grosso de TELAM; Leandro Filosof de Revista 23; Sorrel Wilson de Buenos Aires Herald; el equipo de “Jade Jazz y otras músicas” y el equipo de Canal á, todos ellos envidados especialmente a cubrir el Festival Internacional “Jazz al Fin”, confirman que el mismo ya forma parte de los eventos Internacionales de gran envergadura de nuestra ciudad y que el compromiso social que desarrolla es pocas veces visto en una misma organización.

Desde la Fundación queremos agradecer profundamente a todos los músicos que hicieron posible, con su participación, el Homenaje al Maestro Walter Malosetti quien tuvo a su cargo la apertura del Festival y la responsabilidad de soplar su vela Nº 79 en nuestra ciaudad; Banda Municipal de la Ciudad de Ushuaia; Bazar Mandala; Enzo Rocco; Fernando Tarrés; Jerónimo Carmona; Mariano Loiácono Quintet; Nievas Project; Nuages Jazz; Patti Ramone y Nicolás Ospina Dúo; Paula Shocron Trío; Sergio Poli Cuarteto; Vocal Jazz; Yusa; a los integrantes del Ensamble Provincial a cargo de Marcos Archetti; del mismo modo a los sectores privados que se sumaron y volvieron a confiar en este proyecto que ya forma parte de la ciudad. A todos ellos nuestro reconocimiento como pieza fundamental de esta patriada musical.

Otro año de ensambles, encuentros, cruces y despedidas; otro año para repensar alejados de las emociones que calientan la sangre y nos nutren de energía y creatividad, otro año que nos deja satisfechos y agotados, sorprendidos y agradecidos, reflexivos y aturdidos. Pensar este Festival no es lo mismo que sentirlo. Si bien aún quedan cosas por mejorar, queremos dejar pasar el tiempo para poder asimilar tantas palabras, tantos consejos, tantos nuevos vínculos, tantos cambios. Somos concientes del valor que tiene todo el evento para la comunidad, es por ello que seguimos creyendo en nuestra decisión y sus intenciones, pues, nuestra convicción más arraigada, es que el arte, ya sea desde la producción o la contemplación, es capaz de modificar conductas, alimentar soledades, borrar fronteras, despertar belleza, producir humildad, acortar distancias, fortalecer fragilidades, reducir esperas.

Los Municipios de Ushuaia y Río Grande se sumaron este año con distintos aportes que acercaron los espectáculos y las capacitaciones gratuitas a la comunidad, esperamos poder incorporar a los distintos sectores que conforman este proyecto Turístico Cultural y que la sumatoria de partes hagan, de este Festival, la concreción de un Festival pensado para nuestra gente y para quienes nos visiten con la intención de poder escuchar músicos de calidad rodeados de las bellezas de esta parte del globo que tanta intriga y admiración provoca en la gente.

Ojalá la apuesta se pueda sostener, ojalá el Jazz, y todos los ensambles que provoca, nunca tengan Fin en nuestro Sur, en el Principio de Todo.

Nuevamente, muchas gracias a todos.

Fundación Inti Main.

15 de junio de 2010

Jazz al fin 2010: final a toda orquesta


Por Martín Vergara

Que la experiencia tiene un carácter intransferible es un concepto que Sandra Ruiz Díaz, organizadora del Festival Internacional “Jazz al fin”, tuvo que transitar en carne propia. Es que en esta segunda edición del Festival de Ushuaia 2010 se duplicó la apuesta, más bien se tiró toda la carne al asador. A la férrea voluntad de la organización se le sumó una grilla de espectáculos que incluyó a lo mejor de ésta generación del jazz local y al patriarca de ésta y otras generaciones, el ya legendario Walter Malosetti.

El calor afectivo que rodeó a los distintos homenajes que se le hicieron durante el primer día al maestro Malosetti fue el preludio de una noche magnífica que arrancó con la banda municipal, continuó con el grupo local Vocal Jazz y cerró en una especie de zapada multitudinaria y conversada donde Malosetti, emocionado y agradecido, disparaba temas propios y standards desde su Gibson con el apoyo incondicional de sus secuaces Mauro Vicino y Guillermo Delgado.

Y no era para menos, el día anterior Walter Malosetti había cumplido 79 años y se lo veía feliz, satisfecho y contenido por Sara, su actual compañera.

El Festival recién arrancaba y se estaban calentando los motores. Algunos músicos llegaban y gran parte de los periodistas todavía se estaban acomodando a los horarios, las comidas y los traslados.

El nombramiento a Malosetti como “visitante ilustre” de la ciudad en el “tren del fin del mundo” tuvo una fuerte carga emotiva. Es que Walter es hijo de un ferroviario jefe de estación y su vida trascurrió entre rieles y terminales. Y el tren es un homenaje a los ferrocarriles además de un trágico recuerdo de los presos que lo construyeron.

La gente colmó la sala para la segunda noche del Festival que arrancó con la banda local Nievas Proyect que se llevó una cálida recepción. El sonido era impecable y la cordialidad reinaba. Ni baches ni caras largas.

La propuesta de Fernando Tarrés y su espectáculo Trespass fue una fuerte apuesta al riesgo muy bien recibida por el público. Acompañado por el saxofonista Rodrigo Domínguez y el contrabajista Jerónimo Carmona, Tarrés (desde sus computadoras) creó un mundo de imágenes y sonidos de gran densidad musical y conceptual que llevaron a un viaje introspectivo. Impecable.

El cierre estuvo a cargo del cuarteto de Sergio Poli. Un violinista de La plata con gran swing y musicalidad que dejó ir a la gente en paz en la noche helada de Ushuaia. El hambre y el cansancio empezaban a moldearse en las caras.

La noche del sábado tenía el toque “World music” de la grilla. Arrancó con la bonita voz de Patti Ramone acompañada de un pianista colombiano apadrinado por Ernesto Jodos, Nicolás Ospina. Le siguió un muy excéntrico italiano llamado Enzo Rocco con un espectáculo encriptado (por así decirlo). Continuaron los ecuatorianos de Nuages jazz, un divertido combo cercano a la música balcánica con giros latinoamericanos y un cantante francés que levantó al público local. Y el cierre estuvo a cargo de una cubana, cantante e instrumentista, con dominio de la escena y gran futuro llamada Yusa. Fue un final impecable para la noche internacional. Acompañada por Marcos Archetti , motor en las sombras de éste y varios festivales, Yusa mostró un carisma y una calidad diferente, sutil.

La jam session en el pub Kuar fue el relax para un día agitado. Músicos, amigos y vecinos charlando al sonido de una zapada infinita a orillas del mar. Afuera llovía y se debatía el color del cielo para las nevadas. El frío era intenso, pero no nevó. Un productor de televisión negociaba un canje por bebidas. Tres músicos y un periodista hacían ronda afuera mientras miraban a la nevisca jugando en el viento.

La noche del domingo fue la noche de cierre del Festival “Jazz al fin” 2010 y el encuentro estaba a punto caramelo. Cerca de las 8 de la noche Marcos Archetti mostró junto a más de treinta alumnos en el escenario su taller de ensambles sobre jazz y ritmos latinoamericanos. Más que un gran músico, Marcos es un agitador cultural a esta altura. Muy aplaudido, por cierto.

A partir de las 9 de la noche desembarcó una troupe que no paró hasta finalizar la noche. En el piano y delicadamente sentada, hizo pie el trío de Paula Schocrón, junto a Cartó Brandán en batería y Jerónimo Carmona en contrabajo en un juego de exquisiteces y finezas. Como si no hubiera habido corte y mientras el público intentaba bajarse del viaje anterior llegó el quinteto del trompetista Mariano Loiacono, con Ramiro Flores en saxo, Hernán Jacinto en piano, Ezequiel Dutil en contrabajo y Luciano Ruggieri en batería. Una verdadera banda sonando fuerte y personal.

Para finalizar la velada, y no previsto en la programación original, llegó el cuarteto de Mariano Otero en un fortuito bonus track que terminó por cerrar con aire rockero este cruce de buena parte de una generación con identidad propia, con aire movimientista.

En las calles los charcos ya estaban congelados, un verdadero peligro para chicos y grandes. La gente se retiraba más que satisfecha, empalagada. Los organizadores sonrientes y serenos luego de meses de preparativos. Y se lo merecían: duplicaron la apuesta y ganaron. El Festival creció a pasos agigantados en riesgo y personalidad.

El balcón de más acá


Por Martín Vergara

Una escarcha en forma de agujitas cae de ese cielo plomizo. “Hace calor, unos tres grados”, dicen. Las calles albergan a una población que se escurre en cada esquina. Es que de alguna forma Ushuaia es la esquina del mundo. Es el lugar donde dobla el viento: es una ciudad de cruces y paradojas.

Es un deleite de los sentidos y un cachetazo de la naturaleza. Es un lugar oscuro y mitológico. De un origen de milicos y convictos aislados en la misma cárcel. Gran parte de la ciudad fue construida por mano de obra engrillada que durante las primeras décadas del siglo pasado poblaron los pasillos helados de la cárcel más austral.

Esa mezcla energética vibra poderosa en las calles y las entrañas de la ciudad del fin del mundo, esa necesidad humana de tantear límites y explicaciones a lo que nos rodea.

Los pequeños copos de agua nieve suben y bajan. Dan pequeñas morisquetas al ritmo del viento helado. Hay miradas esquivas y mucha ropa en los pasajeros de la cuadra. Este pequeño hormiguero se prepara para una noche larga. El sol tomará fuerzas recién a las diez del otro día.

Esa mañana amanece celeste. Un aire helado baja del paredón nevado que se alza a las espaldas. Parece increíble que a alguien se le haya ocurrido fundar una ciudad en este lugar. De sólo pensar en proponérselo parece una irrealidad: es que cuando la luz del sol invade y clarifica el paisaje una toma realmente noción del marco en el que está. Es un milagro. Más bien un despropósito. Es una falta de respeto que uno intente pensar: sólo debería observar en silencio escuchando jazz.

El ritmo de una población foránea le pone color a la ciudad de hoy, globalizada y necesitada de estímulos. El aislamiento natural le da un aura especial, casi supersticioso.

Ushuaia es hermosa, tan bonita como imaginarse una ciudad crecida en la falda de un cerro nevado mirando el azul infinito del mar, pero también asfixiante. También es una marca registrada de una asociación de imágenes difícil de trasmitir. Es un experimento humano con la firma de Julio Verne. Es la confirmación que el fin no existe o todo lo contrario.

3 de junio de 2010

Jazz en la nieve, jazz en Ushuaia, jazz al fin


Por Facundo Berisso *

(Desde Ushuaia)

Quizás sea imposible describir la emoción que me genera mi vuelta a Ushuaia.

A mediados de 1992, luego de un viaje de sube y baja en el recordado Electra, aterrizaba con mis 18 años en esta ciudad con un bolso en forma de cilindro, mis ojos húmedos de desconsuelo y un uniforme verde para cumplir con el servicio militar.

Hoy, Ushuaia no es la misma. Está más poblada, con grandes tiendas y adolescentes corriendo por la Av. San Martín. Está lejos de aquella fría y desolada ciudad que me toco vivir.

Esta vez vengo sin cargas militares, ni guardias cuidando la nieve, con mi cámara Hd, ya muy lejos de aquel niño que conoció esta ciudad no como un feliz turista.

Vine a registrar la segunda edición del Jazz al fin.

Despertar el interés de músicos de experiencia en el Jazz local para que vengan a tocar sin muchas referencias, hace que esta ciudad crea en la propuesta de la organizadora Sandra Ruiz Díaz, quien no se cansa de repetir: “hagamos que nuestro sur se el norte”.

Es así que hoy, en un acto histórico para los amantes de la buena música, tengo el privilegio de cantarle el feliz cumple a el padre de jazz local, Walter Malosseti, que con su genio y humildad permitió compartir la mesa. Una noche amena para empezar a vivir lo que va ser la segunda experiencia de este festival que crecerá a través de los años.

Quizás estas líneas desborden melancolía.

Pero sólo son el intento de reflejar la federación del jazz en nuestro país, que increíblemente se sostiene, vive, y busca un lugar día a día. Cuando en las metrópolis se contagian de música chatarra, los músicos se quedan sin lugares para expresar su arte. Parece que se lucha para que lo bueno parezca aburrido.

Por eso es que Jade Jazz intenta apoyar estas acciones que algún día tendrán sentido en este inconsciente colectivo que vivimos.

Bienvenido el jazz, bienvenido el Jazz al fin en Ushuaia. Lo que le faltaba a la ciudad más austral de todas para completar un hermoso paisaje: jazz.

*Realizador y productor de Jade Jazz y otras músicas

1 de junio de 2010

Jazz al fin 2009

Una de las primeras producciones de Jade Jazz. Muchos recuerdos del Jazz al fin 2009. Acá te dejamos la primera parte de la cobertura. Para ver el especial entero, ingresá a www.jade.vxv.com

31 de mayo de 2010

Jazz al fin!

Jade se pone la campera y parte hacia la ciudad más austral del mundo: Ushuaia. Jazz al fin nos espera por segundo año consecutivo!

Desde el 3 al 6 de junio estaremos actualizando nuestro blog y el Facebook. No te pierdas los pormenores de este encuentro que tendrá a Walter Malosetti como anfitrión!

25 de abril de 2010

Nico Mora, Jazz a la Calle


El músico y profesor de la escuela Jazz a la Calle, Nico Mora, junto a Goicochea en uno de los puntos altos de su show en Mercedes.

15 de abril de 2010

Jam Session


Otra de las delicias que entrega el Jazz a la Calle: las jams que se improvisan al finalizar la grilla de espectáculos programados. Todas las noches, hasta quién sabe qué altas horas etílicas de la madrugada, los músicos de diversos grupos se juntaban para intercambiar notas e historias y brindar un ratito de más de sonidos para el alma.

Delicias del Jazz a la Calle


Altos Candombes es una formación que se originó un día antes en la propia Mercedes, después de que los invitáramos a compartir un viaje a la ciudad más antigua del Uruguay, Villa Soriano. Muelle, río, plantas, música... un marco ideal para escucharlos interpretar la canción insignia del Encuentro: Ayer te vi, del Negro Rada.

Mirá la cobertura completa del Jazz a la Calle en www.jade.vxv.com!

14 de abril de 2010

Nuevo estreno: Jazz a la Calle 2010



Ya podés ver en www.jade.vxv.com la cobertura completa de lo que fue el 4to Encuentro Internacional de Músicos Jazz a la Calle.
Artistas como Osvaldo Fattoruso, Daniel Maza, Arismar Do Espíritu Santo, Mariano Loiácono y Pablo Basez junto a músicos jóvenes de Uruguay, Argentina, Brasil, Chile, Colombia y los Estados Unidos. Todos, formando parte de este bello encuentro artístico en la bella ciudad de Mercedes, la capital del jazz.

No te lo pierdas!

16 de marzo de 2010

Pronto, Fernando Tarrés en Jade Jazz!



Fernando Tarrés es un guitarrista y compositor cuyo lenguaje conforma un estilo único; estilo que lo llevó de Córdoba a Estados Unidos, y de allí a formar parte de la explosión del jazz argentino. Se graduó en la Universidad Nacional de Córdoba en la carrera de composición. Estudió con Carlos Franzetti en Buenos Aires, luego en la Berklee de Boston; vivió en Nueva York y grabó con 3 compañías distintas. Era lo exótico del jazz en el país del norte.

Lleva impregnado el folclore, como una marca de origen. Pero en él conviven el tango y la música clásica, todo amalgamado por el jazz. Sin duda, es una parte inseparable del renacimiento jazzero que se registra desde 2001. Hoy, con su sello BAU records, Fernando Tarrés se erige como un artista ineludible a la hora de hablar de la música contemporánea argentina.

Próximamente, en www.jade.vxv.com, Fernando Tarrés comparte su historia, su música y sus proyecciones.

24 de febrero de 2010

"El jazz ha dejado de ser una música para poca gente"


Pablo Basez cuarteto en Jazz al fin, Ushuaia

Pablo Basez forma parte de la camada de músicos que dan forma y contenido a la prolífica movida jazzera local. Pronto estará en las bateas su próximo disco, Nius On, que vendrá con yapa: un dvd con imágenes del proceso de grabación y entrevistas con los músicos. Una charla a fondo con alguien que, a esta altura, es un gran amigo de la casa.

¿Cómo surge Pablo Basez Cuarteto?

El Cuarteto nace de un cambio que se genera a principios del 2009 cuando convoco a tres músicos de reconocida trayectoria para trabajar una serie de nuevas composiciones mías en este formato. Hasta ese momento venía trabajando en formación de quinteto. En la actualidad forman parte de este proyecto Rodrigo Agudelo en guitarra eléctrica, Gonzalo Rodríguez Vicente en saxofón tenor, Luciano Casas en batería y yo en el contrabajo y composición. Con ellos he trabajado en el material del próximo disco: Nius On.

¿Cómo resultó la experiencia de la grabación del disco? ¿Estás conforme?

La experiencia fue satisfactoria en cuanto a lo programado y también en lo que refiere a la convivencia entre los músicos. Buena música y buen audio son las bases de lo pre-pautado y creo que se ha llegado a ese objetivo, además de tener un extra: la filmación en estudio del EPK, donde se muestra a la banda trabajando, entrevistas y una ficha téncia de grabación detallada por el Ingeniero de sonido.

¿Cuándo fue que te acercaste a la música? ¿Por qué el Jazz? ¿Pasaste por otros estilos?

Vengo de una familia donde siempre se escuchó música, donde convivían el tango, el folclore y el jazz. En la adolescencia armé mis primeras formaciones de rock: Crixon, con Walter Schelender y 6 en Punto Blues Band, con quienes realizamos míticas giras por la provincia y la costa atlántica. Luego participé en la formación del trío Jabon Amor, junto a Miguel Tarzia y Víctor Malagrino, que luego decantó en Castor Orquesta Quinteto. Ahí hacíamos fusión entre músicas de jazz -en cuanto a las armoníaas y la improvisación- y ritmos rioplatenses y algo de funk, sobre temas propios. Cuando finalicé, en el año 2002, la carrera en la Escuela de Música Popular de Avellaneda, fue el comienzo de esta etapa que vengo trabajando desde muy chico: la composición. Actualmente estoy tocando y recreando algunos tangos en formación de Cuarteto (guitarra, bandoneón, contrabajo y voz) y también trabajo con el B.C.G. trío (Basez-Camaño-Gomez) donde
interpretamos un repertorio que va por el lado del jazz y nuestro folclore, algo que siempre me gustó tratar por la raíz y lo que eso conlleva.

¿Qué pensás del Jazz argentino? ¿Existe una movida constituida?

Es claro que el jazz ha tenido un auge en los últimos años. Ha dejado de ser una musica "para poca gente" y se ve que hay una marcada tendencia a consolidar esta música con artistas locales. Muchos músicos que nos preceden han tenido que hacer apertura de campo para que esto suceda hoy: Mono Villegas, Gato Barbieri, Carlos Lastra, Hernan Merlo, Horacio Larumbe, Walter Malosetti, Bernardo Baraj, Armando Alonso, ino Marrone, Norberto Minichillo, Lalo Schifrin. Realmente me parece ingrato mencionar sólo a ellos, entre todos los que fueron, ¿no? Pero son los nombres que me vienen en este momento a la cabeza y no hay que pensar erróneamente que hoy se inventó esto "del jazz Argentino".
Sin dudas, cada vez que tengo la posibilidad de tocar con músicos de aquí, me doy cuenta de que el jazz esta muy vigente en Argentina y principalmente en la manufactura de producción nacional. Me gusta mucho esta veta y cada vez somos más los músicos que nos proponemos esta meta, sin dejar de lado por supuesto, el campo interpretativo de obras tradicionales.

Participaste de varios festivales, ¿qué rol cumplen dentro de la movida que mencionás? ¿Hay apoyo gubernamental?

Este es un punto de inflexión, sin duda alguna. Cuando en Argentina está cada vez más minimizada la actitud cultural, hay gente que cree en la mágica idea de juntar músicos de este género para mostrar lo que aquí se hace y hay que saber valorar esa apuesta porque nos sirve a todos. Armar un festival en estas latitudes es un emprendimiento cuasi imposible. ¿Cómo abordás los cachets, si cuando proponés este tipo de cosas, te miran con cara de desconcierto desde los Organismos oficiales encargados de la Cultura? La respuesta: no hay presupuesto. Entonces, todo se hace a pulmón. Así se hacen... ¡y salen adelante!
Tuve el honor de ser invitado a los dos últimos Festivales de jazz de Cuba. Cuando presenté todos los papeles que debía, en la cancilleria contestan con todo formalismo que no hay presupuesto, pero declaran los viajes de Interés Cultural. Esta buenísima la declaración, pero de qué sirve, si no podés llevar tu arte y exponerlo en otros países como representante de la Argentina. Lo mismo con Brasil y así podría seguir enumerando...
Sin duda el Estado debería involucrarse más y expandir las fronteras en todo lo que refiere a lo cultural. Se están haciendo cosas, pero siempre va a faltar. Estamos en constante evolución y eso demanda mayor inversión, es proporcional. No la hay, desde ya.
Sigue existiendo en algunos casos el mecenazgo desde la actividad privada: siempre hay algún amigo o conocido que puede dar una mano, pero esto no debería ocurrir porque se crea una élite. Tendría que ser igual para todos.

¿Cuál es la agenda de Pablo Basez Cuarteto?

Habrá Pablo Basez Cuarteto el domingo 21 de Marzo en Thelonious (Salguero 1884) a las 21 y el domingo 11 de abril, en el Teatro Bandfield Ensamble (Larrea 350), también a las 21. Este año el objetivo es hacer rodar el disco en todos los lugares que sean posibles. Habrá Festivales en el interior de nuestro país y también a nivel Internacional. Sabemos que tenemos buena música y buenos músicos y habrá que salir a mostrar todo ese trabajo que venimos gestando desde hace tiempo.
Las próximas novedades las estaremos actualizando vía pagina web: http://www.pablobasez.com/ o en http://www.escueladearteva.com/, la escuela de Arte que dirijimos hace diez años con mi esposa y manager, Mariana Romagnano.

Mirá el especial de Jade Jazz con Pablo Basez Cuarteto como artista invitado en www.jade.vxv.com

1 de febrero de 2010

Pipi Piazzolla: “El jazz es el único que abre la puerta para que uno pueda tener nuevas ideas”


Por Laura Lañin

El mes de diciembre del 2009 comenzó nublado en El Bolsón. La primavera había sido inusualmente lluviosa, las montañas se ocultaban detrás de las nubes y el clima invernal se resistía a irse del todo. Sin embargo, la presencia de una carpa de circo, aún sin estrenar, y el movimiento de personas que entraban y salían con sus herramientas de trabajo, nos anunciaban que algo iba a ocurrir. El pueblo de El Bolsón se preparaba para vivir la novena edición del Festival Internacional de Jazz, esperanzados de que el sol se decidiera a aparecer e iluminar la comarca ante los ojos de todos aquellos que, convocados por el evento, vendrían a visitarla por primera vez.

Y así fue. La mañana del viernes 4 de diciembre amanecimos con un sol radiante que descubría las montañas y revelaba su infinita gama de colores. La conferencia de prensa programada para la apertura del festival comenzó minutos después de las 11:00, y entre los panelistas participaba, como invitado especial, Daniel “Pipi” Piazzolla, baterista y líder de Escalandrum. “El jazz es el único que abre la puerta para que uno pueda tener nuevas ideas”, comenzó diciendo cuando tuvo el micrófono en sus manos. Una vez que terminó se quedó hablando con Jade Jazz.

¿Es la primera vez que venís a El Bolsón?

Sí, nunca había estado. Mi hermana vive en La Angostura, así que vengo a la Patagonia una vez al año, pero a El Bolsón nunca llegué, no se por qué. Pero bueno, la verdad es que para nosotros es algo grandioso estar tocando acá. La música me lleva siempre a lugares que no conozco.

¿Y por qué creés que en una ciudad chica como El Bolsón, tan alejada de los centros de gran concentración cultural, tiene lugar un festival de jazz?

El jazz ya tiene voz propia en la Argentina. De a poco empezamos a hacer del jazz algo auténtico, algo con lo que el oyente se siente identificado. El jazz ya no es para una elite, ahora pertenece a todos. Yo creo que es por eso que en lugares en los que uno no se puede imaginar que haya un festival de jazz empiece a suceder ¿no? Es como si fuera un festival de folclore, un festival de tango, bueno, ahora que ocurra un festival de jazz es cada vez más natural. Y por otro lado, creo que hay músicos muy inquietos acá en El Bolsón que se ven muy motivados para hacerlo, que entienden lo que está pasando por el jazz, por eso le ponen tanto esfuerzo, porque es una música nueva, una música que está explotando.

¿Cómo se difunde el jazz en la Argentina?

Y, mirá, lo vamos armando de a poco (piensa)… no sé, en Buenos Aires hay un lugar que se llama Thelonious, donde tocamos con Escalandrum todos los martes hace nueve meses. Y hay otros lugares importantes para tocar jazz; pero el jazz es un estilo muy particular en el que si estas metido es porque realmente amás la música y no te interesa otra cosa que no sea la música. Y bueno, se va difundiendo un poquito solo, no hay mucho apoyo de la radio o de la televisión. Y los festivales son la difusión más fuerte, porque permiten mantener el jazz vivo, que siga creciendo, que sea conocido por otra gente; gente que tal vez no iría a pagar una entrada a un bar donde toca una banda de jazz. Los festivales generan una gran difusión, juntan a un montón de gente en un mismo lugar, se corre la bola, y bueno, terminamos todos acá.

¿Qué representa para ustedes haber sido invitados a la novena edición del festival de jazz de El Bolsón?

La verdad que para nosotros es algo grandioso estar tocando acá. Se dio porque tuvimos la suerte de tocar en el festival de Ushuaia, y ahí tocaba también el organizador del festival de El Bolsón. Y bueno, nos escuchó, le gusto mucho lo que hacemos y nos convocó para tocar en El Bolsón. Y para nosotros es muy lindo, muy importante. Además, la verdad es que nos encanta viajar, estamos hechos para eso (se queda pensando en lo que acaba de decir y repite), sí, básicamente, para viajar (se ríe).

Y así es. “Pipi” nos contó después sobre las giras al exterior confirmadas para el 2010. Una a Chile, otra a Costa Rica, Panamá, República Dominicana y Puerto Rico, una a Colombia y Ecuador, otra que los llevará a recorrer 15 ciudades de Brasil, y también, por qué no, una del otro lado del charco, en Francia. Pero no todo es viajar, también tienen el proyecto de grabar dos discos: el sexto disco de Escalandrum y el tributo a Piazzolla.



Video: solo de batería que "Pipi" hizo durante una clínica en El Bolsón.



25 de enero de 2010

Jazz a la Calle: valorá cultura


Final feliz: los organizadores se abrazan sobre el escenario

Por Martín Vergara

El 4to Encuentro Internacional de músicos de Mercedes, que se llevó a cabo entre el 9 y el 17 de enero, realmente le hizo honor a su nombre. Sin duda, es mucho más que una multitud de instrumentistas compartiendo un espacio común. Se trata de una verdadera movida cultural que genera vínculos personales y musicales y donde las identidades regionales se mixturan al ritmo del mate, la feijoada, las jam sessions y las reposeras.
La gente de la organización decide definirse como “Movimiento Cultural: jazz a la Calle” y luego de haber estado más de una semana viviendo la intensidad del encuentro y habiendo palpado el sentir de los vecinos, los comerciantes y los músicos no resulta difícil confirmar que en Mercedes se está desarrollando un cambio social y cultural a partir de la música.

El proyecto se apoya en tres patas fundamentales: una escuela de música que funciona durante todo el año con un sistema de becas para gente de bajos recursos; los recitales mensuales en el teatro de la ciudad; y en los encuentros anuales donde el pueblo se viste de fiesta para recibir durante más de una semana a músicos de Brasil, Chile, Perú, Colombia, EEUU y Argentina, entre otros.

A partir de generar este gran espacio social de intercambio y crecimiento humano, cultural y económico, el encuentro de Mercedes en su cuarta edición se ha transformado en un foco cultural de la región en pleno crecimiento.
Más de cinco mil personas aplaudiendo de pie en la noche del cierre es una postal difícil de trasferir. Pequeñas delicias de la autogestión.

El sabor del encuentro





Por Martín Vergara
Mercedes a la hora de la siesta despide un vaho que se escurre cuando uno se acerca. Ese día las cuadras se hicieron eternas. Salimos del hotel Colón hacia la casa de Alejandro y Giselle en una bocanada ardiente. En los alrededores de la plaza y en las peatonales todo estaba cerrado y sellado. Sólo algunos intrépidos se lanzaban en sus motitos hacia la costanera del río Negro para resguardarse a la sombra de algún sauce.
Caminamos con nuestros trípodes y cámaras por veredas sin árboles hasta ir acercándonos a la dirección apuntada. Metros antes de llegar, el único vestigio de humanos en varias cuadras nos observaba amigable.
Seis o siete personas opinaban sobre el espejito quebrado de un Renault 21 bordó. El estereo funcionaba estridente en la tranquilidad de la siesta. Sentado al volante y con el control de la música estaba Daniel Maza. A la sombra de un árbol, una cuadrilla nos saludaba e invitaba.

-Pasen, pasen. Giselle y Alejandro están adentro- dijeron

La casa era un hervidero de gente y de porotos para hacer feijoada. Una pareja revolvía una cacerola para decenas. Una infinidad de saludos, chicos que corrían, instrumentos por todos los rincones, una perra que ladraba y el Vat 69 que descansaba para el aperitivo.
Hicimos vereda un largo rato intentando aprovechar el escaso oxígeno que había en la atmósfera. Las anécdotas de Maza en sus periplos con Luis Salinas nos deleitaron un rato largo.

-Un día con Luis nos pedimos milanesas con papas y dos huevos fritos. Me levanté para buscar la sal y cuando volví había metido el pan en la yema... me recalenté. Me fui, loco... me fui a un Mac Donald.

La vereda fue nuestro lugar hasta que Giselle nos invitó a pasar al jardín del fondo. Un pequeño parque con una armoniosa sombra, y un galpón que hizo de sala de ensayo para varias de las formaciones que participaron del encuentro, fue desde ahí en adelante el escenario.
Varios músicos brasileños, pandeiro y guitarra, nos dibujaron la sonrisa en el comienzo de esa zapada con aire de fogón. Al rato llegó el Maza y al comando de su guitarra manejó los hilos de una infinidad de músicos que llegaban, sacaban su instrumento y se sumaban a esta Armada Brancaleone que durante horas navegó sin rumbo pasando por el candombe, el bolero, el tango y donde uno se imagine.

El Vat 69 giraba silencioso y el olor a feijao invadía el ambiente, pero la zapada se negaba a sucumbir: el espíritu no se lo permitía. Finalmente, el cuerpo pudo más. Se comió lindo y la temperatura corporal ascendió al borde de la taquicardia. La retirada se impuso lenta en la tardecita. Feliz y memorable.

17 de enero de 2010

Altos Candombes en Villa Soriano



Ex edificio de la Aduana

Altos Candombes. Juan Ibarra, Joaquín Doufour y Martín Ibarra

La formación de Altos Candombes tiene esa mística que se genera en lugares como el Jazz a la Calle. Martín y Juan Ibarra, hermanos montevideanos, conocieron a Joaquín Doufour (argentino) en algún rincón de Mercedes. Compartieron influencias, gustos y locuras; Eduardo Mateo, los hermanos Fattoruso, Hermeto Pascoal, Piazzolla y Miles Davis, chivitos y cervezas. Así nacen algunas cosas que no están atadas a los cánones de lo conocido.


Villa Soriano, posiblemente fundada en 1624, fue el primer establecimiento europeo en Uruguay, y además es “donde ha comenzado la cruzada Libertadora” del gran Artigas, como lo indica un cartel a la entrada del muelle.

Primero se hicieron algunas tomas de la vieja Aduana, una casona derruida frente al río, aunque claramente pintoresca. Un candombe bajo las arcadas, en el patio delantero, fue la primera de las dos canciones.


En un arranque comunista de producción, quien escribe y el productor Vergara realizaron un esfuerzo físico sobrehumano para trasladar un banco de hierro macizo hacia la mitad del muelle que debe tener, al menos, cien metros río adentro. Valió la pena: los muchachos de Altos Candombes nos regalaron un momento mágico. Tocaron la canción que, sin dudas, es el emblema de 4to Encuentro Internacional de Músicos Jazz a la Calle: Ayer te vi, del “Negro” Rada.


Luego de que recibamos un curso sobre cómo hacer un mate con yerba uruguaya sin que se lave en la primera ronda, pegamos la vuelta hacia Mercedes con la sonrisa de haber conseguido un rato de felicidad gracias a la música.

14 de enero de 2010

Mucha música en Mercedes


Franz Mesko Cuarteto (Chile)


Jue Mandinga (Argentina-Perú)

(Desde Mercedes, Uruguay)

Escribir crónicas sobre el 4to Encuentro Internacional de Músicos "Jazz a la Calle" puede convertirse en algo complicado. No porque no haya nada que contar, todo lo contrario: pasa tanto (y a cada rato) que resulta imposible meter todo adentro de una simple crónica. Pero, hasta ahora, nadie ha muerto en el intento.

Pasando revista de los puntos fuertes del Encuentro, encontramos a la banda argentino-peruana, Jue Mandinga. El martes, en lo que fue la jornada más fresca del festival (y por ende con menos público), la banda liderada por el limeño Luis Mina desplegó un repertorio bien latinoamericano, un canto más cerca del caribe que del sur: boleros, salsa, merengue, todo tamizado por la excelente voz de Mina.

El mismo día (martes), los chilenos del Franz Mesko Cuarteto, dieron un excelente show de jazz clásico apoyados en el saxo de Mesko y en el vibráfono de Diego Urbano.

Par tener en vista: Dúo Fain / Mantega -una pareja que reversiona tangos de Piazzolla (entre otros)-, y Fabio Cadore (Brasil) -sinergia entre el bossa jazz y ritmos rioplatenses-.

El miércoles, quinto día del Jazz a la Calle, empezó a palpitarse desde la tarde, cuando las Jams comenzaron a oírse entre rondas interminables de mate. Allí, en las tocatas, surgen grupos de los más diversos y reside el alma de este Encuentro que, valga la redundancia, pretende el encuentro entre los músicos y la gente, la fusión inesperada, la magia del momento.

Los argentinos de Elefante abrieron la noche del miércoles en el ex-edificio de la Aduana. A fuerza de canciones propias, los Elefante mostaron un jazz fresco y prometedor. Ellos, junto a los montevideanos de Trío Melchaka (con un sonido que oscila entre el jazz-funk y el rock), fueron los puntos más altos de la jornada.

Martes con Daniel Maza



Maza en la Jam mercedaria


La Jam del martes por la tarde fue, quizá, de las más memorables. Daniel Maza, reconocido bajista, se convirtió en el eje por el que fueron pasando jóvenes y veteranos de la música. A pesar del frío (gracias a la lluvia que cayó durante la madrugada), mucha gente se acercó a la peatonal Roosvelt para disfrutar del show que se extendió hasta el comienzo de los espectáculos principales. Candombe, bolero, jazz clásico y funk fueron turnándose para que los músicos liberen solos de guitarra, saxo, batería y, obviamente, bajo.